jueves, 6 de marzo de 2008

Elecciones made in Spain

El 9 de marzo son las elecciones en España. Un 80 % de los españoles ya tienen decidido su voto. La mitad se decantan por la derecha, comandada por Mariano Rajoy, secretario general del Partido Popular (PP), bajo la sombra fría y espesa del anterior presidente José María Aznar. La derecha española está integrada por una amplia gama de matices, desde los que se quieren aproximar a ese centro imaginario y utópico con el cometido de agradar a los votantes más moderados, hasta la derecha más dura, encubierta y edulcorada en muchas ocasiones por los centristas, mandándolos a un segundo plano, estando sin estar demasiado.
En campaña electoral es dónde más se les ve “la pluma” a los elementos más radicales de la derecha, que no pierden la ocasión de despacharse a gusto con comentarios que poco tienen que ver con la moderación que quieren aparentar sus líderes, que a base de desmentidos imposibles intentan salvar votos.

José Luis Rodríguez Zapatero a la "izquierda" y Mariano Rajoy a la "derecha".
Uno de ellos será elegido presidente de España el 9 de marzo.



El otro 40 % de los electores de España votan la centro-izquierda. Como en el PP, la izquierda también intenta tener un discurso más moderado con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que preside actualmente España con José Luis Rodríguez Zapatero, conocido como Señor Zapatero o ZP a secas y aspirante en este 2008 a la reelección. El PSOE desbancó en las elecciones pasadas al PP, en unos comicios muy igualados, empañados por un lamentable atentado en varios trenes de Madrid, el más sangriento de la historia de España, perpetrado por un comando islamista de Al Qaeda y que dejó más de 150 muertos y muchísimos heridos. El gobierno de ese entonces, presidido por Aznar, intentó culpar del atroz atentado a la banda terrorista ETA, para desvincular el sangriento hecho, del ingreso de España en la guerra de Irak junto a Estados Unidos y Reino Unido. Esa mentira se cayó por su propio peso debido a las pruebas falsas que, según el gobierno del PP, vinculaban a ETA con Al Qaeda. La ilegal guerra declarada en Irak y el sangriento atentado de Madrid, llevó a millones de españoles a manifestarse masivamente en pos de la paz y la retirada de tropas españolas de Irak. También hizo que muchos cambiaran su voto, pero principalmente la consecuencia más importante fue el empuje que le dio a aquellos más remolones en las citas electorales, generalmente aquellos desengañados con la política y los votantes de izquierda. El PSOE logró la victoria y Zapatero se convirtió en el segundo presidente socialista, desde la caída de la dictadura franquista.
Pero en la Izquierda, un poco más alejada del centro de moda, está Izquierda Unida (IU), la tercera fuerza política liderada por Gaspar Llamazares. Aunque su electorado es reducido y se aleja mucho de las dos fuerzas principales, preocupa la bajada paulatina de votos. La lucha se da en el centro e IU lo sabe, por eso denuncia a los demás partidos por promover el “voto útil”, votar a aquellos que tienen posibilidad de ganar. IU, a pesar de sus pocos escaños en el parlamento es fundamental a la hora de los pactos entre los partidos.
No debemos olvidar a los partidos nacionalistas, especialmente los catalanes y los vascos, que también a la hora de los pactos, más de un dolor de cabeza le trae a los gobiernos centrales porque deben llegar a acuerdos que no perjudiquen a la unión de España y, a su vez, estos partidos nacionalistas con aspiraciones independentistas, moderen sus pretensiones y convivan con el gobierno central. Esto que se dice pronto, se puede convertir en intrincados y laberínticos pactos, escritos y no escritos, entre partidos políticos y gobiernos. En estos “berenjenales” imposibles en los que se acostumbran a meter, son aún más difíciles de entender si no se tiene un conocimiento más o menos bueno de la historia contemporánea de España. Aunque las comunidades autónomas que conforman el territorio español cuentan con estatutos que permiten una descentralización controlada, hay algunas comunidades, especialmente aquellas con unos rasgos particulares, como un idioma, una historia, y una buena estabilidad económica, por ejemplo Cataluña y en País Vasco, que buscan tener más autonomía, valga la redundancia, y la autodeterminación, por lo tanto estarían a un paso nada más de conseguir la desvinculación total con España y declararse independientes. El gobierno debe lidiar con esos asuntos y buscar los términos medios, aunque la derecha, defensora de la romántica unión indivisible de España, al grito de se rompe y se parte España, ha sembrado el miedo entre sus seguidores, ahondando más aún las grietas entre comunidades y entre españoles, o sea, el efecto contrario a lo que propugna y defiende.
A pesar de jugarse mucho en la época post - elecciones con los pactos y tires y aflojes de la diplomacia a cara de perro, está claro que en España se juegan la presidencia hegemónicamente los dos grandes partidos, el PSOE y el PP. Estos partidos que prácticamente dividen a los votantes de España, han tenido dos posibilidades de mostrar a sus candidatos a la presidencia, ante la mirada somnolienta de más de 13 millones de personas en dos debates televisados, destinados casi exclusivamente a atraer a aquellos indecisos que según las encuestas, superan el 15 %. Hablando de encuestas, hasta ayer, el PSOE aventajaba en 5 puntos al PP, un empate técnico, lo que pronostica un final reñido. En los debates no se dijo mucho más de lo que ya se sabía. Entre cifras macro económicas, estadísticas inexactas y adulteradas, y porcentajes que entienden solo economistas y entendidos, se tiraron los trastos a la cara y se rompieron los platos en la cabeza. El Apocalipsis y el Paraíso están representados en estos dos partidos, viven en un mundo en el que no hay grises, todo es negro o blanco, lo bueno y lo malo, ellos y nosotros.
La derecha centra su discurso en la Economía y en la Inmigración. Para ellos, la primera es un desastre, por supuesto, y lo segundo es un “peligro” para España ya que no hay lugar para todos, es que “no cabemos todos”. Lo que olvida la derecha es que los inmigrantes aportan a la Seguridad Social el dinero necesario para pagar cerca de un millón de pensiones. El trabajo que desempeñan los inmigrantes en España, es el que no hacen los españoles, como son las tareas dentro de la hostelería, de la construcción y del cuidado de enfermos, niños y personas mayores, además, de las tareas de recolección de frutas y verduras, actividades muy demandantes de brazos africanos, de Europa del Este y latinoamericanos. Con un discurso en la cornisa de la xenofobia, haciendo equilibrio o cayendo al vacío en muchas ocasiones, la derecha pone el ejemplo del porcentaje de presos extranjeros que hay en las cárceles españolas. Como dijo un impresentable miembro del PP, los camareros actuales, inmigrantes en su mayoría, no son los mismos que antes, que eran españoles, porque el “señorito” considera que la calidad del servicio que recibe ahora ha bajado. La propuesta fundamental es que los inmigrantes firmen un “contrato de integración” al entrar al país, a través del cual se compromete a asimilar las “costumbres españolas”.
En la campaña electoral, el PSOE, cuenta con el respaldo de un gran número de intelectuales y personajes muy conocidos en todas las esferas del arte que han declarado públicamente su adhesión a Rodríguez Zapatero. Artistas como Serrat, Sabina, Ana Belén, Víctor Manuel, Miguel Bosé, etc. le ponen la voz y la música a una adaptación del poema “Defensa de la alegría”, de nuestro Mario Benedetti. Se lleva la palma Internet. Los partidos no se preocupan tanto por el pegamento y el papel que destroza tanto la estética y el mobiliario urbano y se adaptan a las nuevas tecnologías aportando un inagotable material al incombustible portal Youtube. Pero la gran parte de los millones de euros que gastan los partidos en la campaña se las engulle las giras maratónicas por todo el territorio, con mítines cada vez más cinematográficos, con aludes de pitos, flautas y cotillón propios de un espectáculo circense, con maremotos de merchandising y de banderas, al estilo de las campañas de Estados Unidos.
Los periodistas y los medios de comunicación, esos que dicen aspirar a la objetividad, dejan claro que eso de ser objetivo no es más que un mito y una utopía inalcanzable. Muchas veces, en las tertulias de radio y televisión, se pueden confundir con candidatos políticos o defensores acérrimos de un partido. Con solo ver las portadas de los diarios, se puede intuir cual es la línea editorial que siguen, o para la derecha o para la izquierda. Las radios y las televisiones, más de lo mismo. Todo está partido al medio en España, hasta los periodistas y los medios de comunicación. Al final, si se piensa bien, los medios son más influyentes que los propios candidatos. Más que cuarto poder, con el tiempo, han escalado posiciones, convirtiéndose en un poder tan relevante en la sociedad que se podría considerar el primer poder. Los medios actuales controlan las masas y sus opiniones, dirigiéndolas hacia sus intereses políticos y económicos, lo contrario a sus inicios como voz del pueblo.
La oposición del PP ha sido tenaz y salvaje, no le gusta nada de lo que hace el gobierno. Que las negociaciones con la banda ETA, que no buscaban otra cosa que la paz y la rendición de la banda, que se rompe España, que la ley del aborto, o sea, que se rompe la Iglesia, que el casamiento de homosexuales, o sea que se rompe la familia tradicional del siglo XVIII y XIX, que a quién le interesa eso del cambio climático. Que la “educación para la ciudadanía”, una nueva asignatura escolar, una especie de educación moral y cívica, que no existía en España y acusada de enseñar ideas “izquierdosas” como la tolerancia, por ejemplo. Esto no es nada, el PSOE va más lejos, porque quitó la obligatoriedad de la asignatura de religión. Pecado, en un país donde la Iglesia no quiere perder el protagonismo en la moral y, aunque no podría, en la política.
Cuatro años más con el PSOE o la vuelta del PP a la presidencia de la monarquía parlamentaria de España, o lo que es lo mismo, vuelta del PSOE a la oposición o cuatro años más de cruda oposición del PP, que ya demostró con propiedad que no logra cerrar la herida de las pasadas elecciones.
El domingo se espera una buena participación de la ciudadanía, a pesar de la abstención y los extranjeros con o sin permiso de residencia que no pueden votar. A pesar de estar dentro este último colectivo, sin posibilidad de voto, deseo que gane el mejor o como se dice últimamente en España cuando se llega a estos periodos electorales, que gane “el menos peor”. Eso, que gane el PSOE.

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