Estas anotaciones fueron encontradas en un dormitorio prestado en la pensión Martirena en Barcelona. Los dueños de la pensión demoraron casi tres años en dar a conocer este documento. Según cuentan, la pareja de urusuecos que estuvo pernoctando allí, dejó sobre la mesa de luz un mapa de Barcelona en el que habían encerrado en un círculo rojo a la Universidad Autónoma. La sorpresa fue grande cuando descubrieron que detrás del mismo, con letra desprolija y apurada, había una serie de notas bajo el título: lo curioso del destino.
Lo curioso del destino
(Fragmento del documento hallado en Barcelona)
(…) Parece extraño, curioso mejor dicho, que durante 4 o 5 años hayamos tratado de colaborar con el destino, allanándole el camino. Estaba todo en la agenda, todo bajo control, los documentos, el día, la hora. Pero el destino es caprichoso y al parecer no le gustan las cosas muy mascaditas. Barcelona nos gustaba, es una ciudad fantástica donde no falta nada. Tampoco gente. Al cabo de unos días como turistas la disfrutamos hasta la saciedad. También al cabo de unos días y metidos en la piel de dos personas sin cámara de fotos colgando del cuello nos pareció agobiante y asfixiante.
(…) Con esa idea en la cabeza y a dos meses de solicitar una plaza en la Universidad en Barcelona, partimos rumbo al sur en busca de playas y ciudades nuevas, vacaciones y trabajo. Elegimos a Málaga como el comienzo del periplo. ¿Por qué Málaga? Bueno porque un día, como si estuviéramos jugando a los dardos con los ojos vendados y el mapa del sur de España fuera el blanco, un dedo se clavó ahí y ya estaba decidido. No se imaginan lo divertido que es elegir sin mirar el mapa, el lugar adonde ir. (…) Entonces buscamos pasajes, que tenían que ser triple B, como le decimos nosotros: barato, barato y barato. Pero siempre faltaba una B para comprarlos. ¿Y si buscamos pasajes para una ciudad cercana que sea triple B? Eso hicimos. Como las matemáticas casi nunca fallan, se nos ocurrió hacer la ecuación:
x= (b 3) km ( ciudad z - km ) ciudad y
El resultado, muy fácil, x fue igual a Sevilla. Para ahí partimos mochila en la espalda, carpa en la mano derecha y sobre de dormir en la mano izquierda. Como dicen acá, “carretera y manta”.
(…) Nos recibió el calor con lo brazos abiertos. Jamás en nuestras vidas habíamos recibido tanto calor, que no fuese humano, y todo de golpe (…) Cuatro días de turistas bastaron para que nos empapáramos de sudor y de la calidez de la gente. La ciudad nos encantó y no nos sentimos tan apretados como en Barcelona. Nuestra idea de quedarnos en este lugar se hizo cada vez más firme. Después vino el trabajo, la plaza que era esquiva y el resto que todos ya saben.
(…) Lo que estaba claro era que a esa altura el destino venía rezagado, quizás estaba todavía en Barcelona. También nos dimos cuenta de que nosotros mismos éramos el porvenir de ese destino, que al final se torció, que lo torcimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario