viernes, 28 de diciembre de 2007

Navidad en Gotemburgo

Cuando el almanaque grita a viva voz "¡comienza diciembre!", la revolución empieza a gestarse. Las tradiciones navideñas se desempolvan. La mente, el cuerpo, el alma y las billeteras se preparan para la gran ofensiva. Armados con tarjetas de crédito de diferentes colores y saldos, el ejército pro consumismo sale a las calles a llevarse todo por delante. Tiendas, galerías y shoppings son los campos de batalla. La sangre corre por las escaleras y los escaparates. Todos quieren tener esa cosa, regalar esa cosa, antes de que se termine.
Las hormigas cargadas con bolsas y bolsas caminan sin rumbo fijo, a contramano de las demás, chocando y empujando. Los carteles luminosos hacen picar como pelotas bobas a los kamikazes que se estrellan en cualquier vidriera. Ojos que ven corazón que quiere, efectivo que no alcanza tarjeta que todo lo puede.


El 13 de diciembre se celebra Santa Lucia, y a partir de ese momento comienza oficialmente la Navidad en Suecia. Comienzan las primeras compras, los primeros regalos y las primeras cifras para las estadísticas. Estas dicen que en este último mes del año se gasta casi la misma cantidad de dinero que en todos los 11 meses anteriores juntos. Y estamos hablando de bastante guita o pasta.
La tradición navideña también encierra una cantidad enorme de cosas aparte de las compras y los regalos. La comida por ejemplo es un aspecto a rescatar. Hay cosas que en una mesa de Navidad no pueden faltar. Todos los suecos saben lo que van a comer todos los años, ya que se repite el mismísimo menú cada 24 de diciembre por la tarde-noche.
La gente adecua sus hogares a la circunstancia. Se cambian las cortinas (ahora son rojas o verdes), los manteles, se ponen velas, se encienden los primeros candelabros de adviento, las estrellas de David y los árboles de Navidad, también aparecen las primeras figuras de paja y los simpáticos duendes empiezan a reproducirse como conejos.
Las flores más populares en esta época, y por populares son las más baratas que se encuentran hasta que te las tiran por la cabeza, son los jacintos, flores de Pascua y amarilis.
La comida juega un papel preponderante en estas fechas. Los componentes principales de la comida navideña son el jamón, panchos, arenque y arroz con leche. Como ven no se complican mucho.
A diferencia de la Yorugua Jul (Navidad uruguaya), donde el calor llega a temperaturas extremas, en Suecia ocurre lo contrario. Diciembre puede llegar a ser uno de los meses más fríos del invierno. Si hay suerte, la nieve cubre todo como una gran alfombra blanca y le pone canas a los árboles, además de iluminar naturalmente la temprana noche.
La pasada Navidad no la pasamos en Gotemburgo, sino que en Sevilla. Regalos había, comida había, bebida había, pero familia faltaba. Este año quisimos tener una navidad blanca y rodeado de parte de la familia. Lamentablemente, Gotemburgo no nos dio nieve este año, sí lluvia y barro, mucho.

Si hago memoria, las navidades anteriores en estas tierras vikingas no fueron tan blancas. Recuerdo que un año, dos días antes de Navidad, una lluvia mansa se transformo en una gran tormenta de nieve que cubrió toda la ciudad. Esto hizo creer que la Navidad iba a ser como en las películas que de niño, alguno que lo fue, veía en la Red de Televisión Color, allá en un pueblo sin más nieve que la de los alfajores Portezuelo. Pero el encanto "duró que lo duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks", como cantó algún día Sabina, porque la misma lluvia que fue el comienzo de la nieve, vino a buscarla nuevamente y se la llevó algunas horas antes de las 24 del día 24. Y así aquella Navidad, con nieve cayendo en forma de gotas. Aunque tuvo su revancha el fin de año donde la nieve vino para quedarse y se quedó bastante tiempo. Se hizo sentir en la calle e iluminó la oscuridad de la noche. La noche, esa señora tan larga que en invierno vive gran parte del día.
En esta última Navidad también fue sin nieve, por lo menos en Gotemburgo y el sur de Suecia. Las temperaturas no llegaron nunca a cero grados, requisito fundamental para que la nieve se forme. Las temperaturas oscilaron entre 2 y 4 grados por lo que es como pedir peras al olmo. Lo fantástico fue pasar 3 días en una cabaña de los años 20 en medio del bosque, decorada y mantenida tal cual se estilaba en esos tiempos. Creo que no hay cosa más sueca que esa.
La Navidad en Gotemburgo y en toda Suecia se vive y se siente con muchas ganas. Las tradiciones centenarias se mantienen intactas. Los adornos, la comida, las fechas, la familia, las compras, la bebida, todo es tradición. Y casi todo resulta pintoresco para estos ojos que vivieron veinti y tantísimas Navidades con turrón, pan dulce, lechón a las brasas, remera y pantalón corto.

No hay comentarios: