lunes, 29 de octubre de 2007

Chicago, el principio del fin.

Últimos 3 días en América, como erróneamente le dicen algunos en Europa; en Norteamérica, como intentan corregirse metiendo a Méjico y a Canadá en el saco; en Estados Unidos a secas, como me gustaría que le dijeran.
Esta vez tocó Chicago, y en patota. Lu, Vale, Mati y Santi, se sumaron a la aventura. Era una sensación extraña porque por un lado volvíamos a estar todos juntos otra vez después de 10 días separados por desiertos y diferencias horarias. Pero, por otro lado, se trataba de la irremediable despedida, porque de Chicago, tierra de gangsters y rascacielos, salíamos directamente a España, tierra de toreros y aceitunas, esperando que no se cumpla aquello del viejo refrán: el que se fue de Sevilla perdió la silla (o el que ha dejado la silla vacía en Sevilla que no venga ahora a reclamar algo que no le corresponde, o algo parecido, o algo muy diferente).
Teníamos 3 días para disfrutar de la ciudad y fundamentalmente de nuestros sobrinos, que al final creo que lo conseguimos. Comprobamos porqué mucha gente nos recomendaba Chicago. No faltan rascacielos y edificios altísimos como los de Nueva York, pero eso sí, entre ellos existe mucho más espacio, más aire y más luz. No apretujan tanto, no es una ciudad tan agobiante como la Gran Manzana, al contrario, las calles son más amplias y, además, limpias.

Entre Monet, Van Gogh y Renoir.


Millenium Park

Mati y Santi sorprendidos ante las casas de gigantes.

La arteria principal, la Michigan Avenue, es conocida como la Magnificent Mile”, y en donde están los todos los comercios famosos, y por ende, caros. El Chicago River sirve para dar otro toque de color a la ciudad, canales que serpentean entre los rascacielos llevando excursiones flotantes de turistas.
La ciudad de Chicago está construida sobre el lago Michigan. Hay un lugar sobre la costa, al costado del Shedd Aquarium, desde el cual se puede ver toda la ciudad. Es uno de los mejores lugares para contemplar Chicago en cualquier momento del día.
En Chicago hay museos espectaculares que guardan y defienden como leones el arte y la historia de la humanidad, hay un parque futurista llamado Millennium Park que mezcla arquitectura y obras de arte de diseño moderno, hay gangsters en blanco y negro que pasean con las armas escondidas entre sus gabardinas oscuras, hay una ciudad que resurgió de las cenizas después de un fenomenal
incendio, hay “Mártires de Chicago” dormidos en la conciencia de los Estados Unidos, que un primero de mayo se rebelaron contra la explotación de sus patrones y a los que les debemos el Día Internacional del Trabajo, y hay por supuesto Blues del mejor.

Todo fantástico, pero las imágenes sublimes fueron dos. La primera, las caritas sorprendidas y boquiabiertas de nuestros sobrinos mirando hacia arriba, forzando la vista todo lo que podían, buscando el final de las casas interminables. Si nosotros nos sentimos una hormiga al lado de semejantes edificios, como se sentirán de pequeños estos gigantes hermosos de 5 meses. La otra imagen imborrable los tiene otra vez a ellos como protagonistas, porque es imposible borrar de nuestras mentes ese par de sonrisas que nos regalaron, a manera de despedida, dos segundos antes de cruzar la puerta y perdernos de vista.



Vistas desde el lago Michigan

"Magnificent Smile" (Pa comerlos)


La "Magnificent Mile" y el Chicago River


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