Hoy hace 20 días que llegamos a Gotemburgo. Vinimos desde el aire, atravesando nubes grises que no se dejaban apuñalar tan fácilmente y que en el fervor de la lucha nos sacudía, nos levantaba y nos bajaba como hace un niño a su avión de juguete. Dos decenas de 24 horas después, puedo afirmar rotundamente y sin temblarme el pulso de las manos sobre le telcado, que la tempestad NO ha pasado, sigue ahí perenne. Días eternos de lluvia intermitente, de cielo con persianas cenicientas echadas y cartel de cerrado, de temperaturas que no superan los 17 grados y de un sol bastante huraño, del cual se sabe solamente que está ahí porque tiene que estarlo a pesar de las dudas que pueda generar. Pero es seguro de que anda escondido por ahí porque ayer lo vi en Internet, estaba en Sevilla cocinando termómetros y en Uruguay, cuando se asoma, de gorro y bufanda.
"Hoy en mi ventana no brilla el sol y el corazón..."
El invierno en Suecia es muy duro por las pocas horas de sol que hay durante el día. Durante 5 o 6 meses los suecos tienen que soportar titánicamente la falta de luz natural. Recuerdo que cuando trabajaba en invierno y entrábamos a las 7 de la mañana, estaba completamente oscuro, tan oscuro como a las 15 y 30 de la tarde que era cuando salía. No ves el sol y los días se hacen larguísimos. Es como vivir en la noche constantemente. Pero esto no dura todo el invierno, las horas de sol disminuyen hasta diciembre y enero, que son los mases más oscuros y luego, lentamente los días van siendo más largos, pero muy lentamente, de un par de minutos por día. Los problemas que la oscuridad trae consigo, además de la falta de bronceado natural, son los trastornos psicológicos que los suecos suelen experimentar en estas fechas. La depresión es uno de esos trastornos que en desgraciadas oportunidades termina en el suicidio.
"... se pone depre contemplando la ciudad..."
A que viene todo esto, a lo siguiente, el verano es la estación más esperada por lo suecos para tomarse las vacaciones. Si buscan un verano de verdad se van a España o a Tailandia, pero los que se quedan rezan a todos los santos para que haya mucho sol. Lamentablemente para los que están de vacaciones y decidieron quedarse en Suecia, el clima es una porquería. Los psicólogos recomiendan no quedarse en casa en el sofá mirando la tele porque temen que pueda generarse otra epidemia de depresión. En vez de quedarse en casita, salir a dar una vueltita, con un pilot y un piragüita, un pañuelo y una aspirinita.
"(lluvia) ¿por qué no te vas?"
Los datos de Meteorología, que son los únicos que pueden dedicarse a medirlos, son preocupantes. Según los del horóscopo climatológico, los mismos que el año pasado habían errado más del 95 % de los pronósticos, en julio de 2007 los milímetros de lluvia que han caído hasta el momento son 139 (sin contar los de hoy que han sido varios) cuando lo normal es que caigan solamente 37 mm. Las horas de sol registradas son reveladoras de la falta de pago a la compañía de luz naural, lo normal son 357 horas pero hasta el momento las lamparillas naturales solo se han prendido durante 74 horas (sin contar los 15 minutos de hoy de mañana). Julio de 2007 amenaza con ser el mes más pobre de sol de los últimos años.
El verano sueco no tiene fecha predeterminada, es cuando pinte, si pinta, por eso están preparados para los imprevistos momentos de sol y hacen cualquier cosa para disfrutar de una tregua. Nunca el verano sueco será aquel que viene marcado desde tal fecha hasta tal otra en el calendario que dan en la verdulería con las papas o en la panadería con la flauta.
Ante la depresión queda la esperanza de esperar el coletazo final del verano sin lluvia y con mucho, pero mucho sol, para darle vida y color a esta sensible piel blanca que nos caracteriza a nosotros, los suecos.
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