miércoles, 22 de agosto de 2007

Cumpleaños de Gotemburgo

Es casi imposible romper la fuerza gravitacional que genera Valentina en nuestro universo que nos mantiene en su órbita girando y girando alrededor. Pero es cierto que hay vida después de ella. El fin de semana pasado estuvo movidito. Fuimos a recorrer el centro de Gotemburgo porque se celebraba el cumpleaños de la ciudad. La fiesta que dura una semana entera se llama “Göteborgs Kulturkalas”, en uruguayo sería la semana cultural de Gotemburgo. Durante esos días la ciudad se transforma en un enorme escenario callejero donde se puede ver en todas las esquinas un espectáculo artístico o musical. La gente se distribuye a lo largo y ancho de la
city, yendo y viniendo, tomando algo en los bares improvisados y dejando sus buenos pesos en las cajas registradoras. Justamente con nosotros no iban hacerse su agosto.
El sábado, con las últimas horas de sol de la tarde, los seis y medio, vagabundeamos por el centro disfrutando del ambiente festivo que se respiraba. Nos mezclamos en los pequeños grupos que se amontonaban alrededor de algún grupo musical. Así fuimos rebotando en las pequeñas islas de gente hasta llegar a la “Avenyn”, que es la avenida principal, más ancha y florida de Gotemburgo. Es famosa también por sus bares exclusivos y caros que hay a ambos lados. La avenida finaliza cuando se choca con el Museo de Arte y con una fuente inmensa con la estatua verdosa de un Poseidón poco agraciado. Sin dudas es una de las estatuas más horripilantes que jamás haya visto y una ciudad entera me apoya.
Caminamos por la avenida hasta el final, tratando de no fijar demasiado la vista en el Poseidón desnudo, ni en los no menos grandes patovicas que cuidan las puertas de los bares y restaurantes para que no se cuele ni un individuo con championes o vaqueros sin marca. Entre la espalda de la estatua y la fachada del museo, levantaron un escenario gigante donde pudimos ver desde una orquesta sinfónica, una cantante de jazz y hasta una copia en blanco y negro, más o menos buena, de BB King.
Volvimos a casa contentos y agotados.




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