Kontacto

En esta semana de vacaciones, obligadas por el bajón anímico debido a no sé que, pero que me dio fuerte en los riñones, en la boca del estómago y un apercap en el mentón que me dejaron entumecido y buscando la campana. No se que pataleta me dio pero me dejó sin aire para responder a los mails y dejar de rellenar el blog.
Hoy estoy como nuevo, reencontrándome con los miles de lectores internéticos que se acercan para hurgar y husmear en el cajón de mi mesa de luz.

Si tengo cosas para contar, claro que tengo. Por ejemplo, que el katalejo ha recibido la feliz noticia de que es capaz de llegar a un pequeño rincón del planeta tierra que se llama Trinidad, en Flores, en Uruguay, en Sudamérica.

En mi periplo fuera de Uruguay siempre tuve un talón de Aquiles y era la falta de comunicación con mi familia en Flores. Si no es por las llamadas telefónicas a mi casa una vez por semana, no tendría novedades de la familia toda. Tampoco es que mis padres sean los chusmas numero uno del pueblo, cotillas como se diría en Sevilla, y sepan todo lo que hacen sus parientes cercanos y lejanos, pero sí me ayudaban a armar un poco el puzzle familiar para ir teniendo una idea mas o menos buena de la situación.
El Katalejo ha conseguido aportar un granito de arena a la comunicación y a la unión entre dos puntos del planeta tan distantes como diferentes y además, como si esto fuera poco, consigue emocionar hasta el punto de que la mirilla logra empañarse con la humedad del ojo del que mira por él.
Por eso no dan ganas de abandonar esta aventura katalejeana, todo lo contrario logran aumentar el afán por seguir katalejeando a diestra y sinistra, buscando el contacto con los desconectados.
Para ellos entonces (Cristina y Nico, Fabián…) van dedicadas estas cachetadas que le he dado al diccionario y a la poesía.

Este ser humano de terruño adentro
que en el menos pensado de los días
rompió el cascarón con la cabeza
va de sorpresa en sorpresa
cuando le llegan por Agencia
cartas deshechas en mails
a pagar contra reembolso
con respuestas y reenvíos breves
A la brevedad si no es mucho pedir
Desde Trinidad, pueblo tan distante
arriban palabras con olor a Flores
que se deshojan en emociones
alborotadoras de la glándula lacrimal
por cosas que he dicho por decir
que he contado por contar
que he sentido por sentir
Lágrimas que riegan la tierra
abonada con la simpleza del ABC
donde crece el árbol y sus frutos
fuertes como el círculo que se cierra
entre el que se queda y el que se fue.