sábado, 11 de agosto de 2007

Queda un día

Se acaba de cortar la comunicación con EEUU que 45 minutos antes habíamos iniciado. La charla fue mediante Skype, una de las maneras más baratas de comunicarse con los seres queridos repartidos por el planeta. Por suerte para nosotros "los suecos", allí tenían una cámara Web que permitía ver al momento lo que estaban haciendo en Iowa con siete horas de diferencia. ¿Y qué hacían? Iban y venían, saludaban y pasaban, lloriqueaban y se reían. El movimiento en el hogar yankee era constante y frenético. Los mellis, que eran los locales, querían robar cámara. Nosotros encantados de verlos, esos niños crecen y crecen. A lo lejos se veía a Javier y a Mariana arreglando las valijas, poniendo, pesando, sacando, agregando y descartando. En una hora salían rumbo al aeropuerto para subirse al primer avión, de una sucesión de ellos, que deberán tomar para llegar a tiempo mañana domingo a Gotemburgo, pasadas las 2 de la tarde. La pequeña Valentina aparecía poco, las veces que la vimos se la notaba inocentemente despreocupada por todo lo que está pasando a su alrededor, que no es poca cosa.
Suecia espera impaciente a Javier, Mariana y Valentina. Ellos esperan impacientes llegar a Suecia con miles de valijas a sus costados cargadas de ropas, juguetes, ilusiones, paciencia y unos ojos hambrientos de experiencias nuevas.
Hoy toca en EEUU otra despedida, más humilde y sencilla que las de hace unas semanas en Uruguay, pero despedida al fin, que por menos multitudinarias que sean siempre dejan ese gustito amargo en la boca que por un tiempo, mejor corto, se lucha para endulzar.
Para nosotros, queda un día nada más para verlos. Por lo tanto la bienvenida de mañana será la primera dosis de edulcorante que les daremos. A cambio, nosotros recibiremos por fin el caramelo que desde hace dos años y algún mes, logra hacernos agua la boca.

No hay comentarios: