El otro día mientras buscaba el tesoro en el espejo de una habitación, me percaté de la presencia de un pequeñísimo pegotín rectangular en el vértice inferior del mismo. Me detuve un instante a leer el mensaje ante la atenta mirada de dos viejitos hastiados de hospitales que no perdían detalle desde sus camas. La frase, en letra cursiva y diminuta, decía lo siguiente: LA VIDA NO ES LOS DIAS QUE TRANSCURRIERON, SINO LOS DÍAS QUE UNO RECUERDA. Firmaba la frase un tal Pjotr Pavlenko. Salud maestro. Magnífico. Quedé impactado ante semejantes palabras. No era para menos, en esos momentos cargaba con la pesada cruz del año más. Hoy es uno de esos días propicios para que esa frase vuelva a la memoria, porque es hoy precisamente que cumplo los 29 agostos, o sea, 10.585 días de respiración continua. Dicho así parecen muchísimos amaneceres pero cuántos de estos recuerdo? Para mi suerte, muchos de ellos están guardados en la cajita llamada corazón, el gran disco duro que se alimenta de esos momentos imborrables de la vida, la máquina imparable que late al ritmo los sentidos. Porque como dice Galeano, con razones de sobra, recordar es volver a pasar por el corazón.
Aquel día miré a los viejitos y pensé en ellos. Los dos rondaban los 70 años, muchos días. Alguno sentirá que la vida se le ha ido muy rápido, que de millones de días de existencia, pocos guardan en la cajita. Tal vez sí, tal vez no, no les pregunté. Al salir de la habitación me prometí hacer un esfuerzo para que los días que tengo de acá en adelante y los que pisé de acá para atrás, dejen huella y giren en la órbita del corazón, hasta que éste diga basta, se acabó hermano, lo bueno es que has vivido mucho.
Aquel día miré a los viejitos y pensé en ellos. Los dos rondaban los 70 años, muchos días. Alguno sentirá que la vida se le ha ido muy rápido, que de millones de días de existencia, pocos guardan en la cajita. Tal vez sí, tal vez no, no les pregunté. Al salir de la habitación me prometí hacer un esfuerzo para que los días que tengo de acá en adelante y los que pisé de acá para atrás, dejen huella y giren en la órbita del corazón, hasta que éste diga basta, se acabó hermano, lo bueno es que has vivido mucho.
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